Ana Conde Trescastro: “Las familias acogedoras hacen posible que los menores separados de sus padres tengan otro futuro”
La directora general de Infancia y Familias afirma que el acogimiento es una alternativa consolidada y en expansión frente a los centros de acogida. En veinte años Andalucía ha pasado de tener 200 a más de 3.600 menores viviendo con familias acogedoras
La Fundación Márgenes y Vínculos empezó a poner en práctica el acogimiento familiar hace veinte años como entidad colaboradora de la Junta de Andalucía. Era entonces algo novedoso pero hoy se ha consolidado como la mejor solución para los niños que han tenido que ser retirados a sus padres porque han sido abandonados, desamparados o maltratados. Está comprobado que la familia alternativa es, para el bienestar y el desarrollo de un niño, siempre mejor que un centro de acogida. En 1996, la Junta de Andalucía disponía de un presupuesto de lo que hoy serían 300.000 euros con el que remunerar a las familias que tenían a unos 200 menores acogidos. En 2015 son más de 2.400 menores y más de ocho millones y medio de euros.
Nos lo explica Ana Conde Trescastro, directora general de Infancia y Familias de la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales. Nacida en Salar (Granada) en 1957, Ana Conde es funcionaria del cuerpo de maestros y fue alcaldesa de su pueblo entre 2003 y 2014, año en que fue nombrada directora general de Servicios Sociales y Atención a las Drogodependencias de la Junta. En julio de 2015 asumió su responsabilidad al frente de Infancia y Familias, la Administración responsable del Programa de Acogimiento Familiar y de velar por los derechos y el bienestar de los 3.642 menores que durante 2015 han permanecido acogidos por familias alternativas, en sus distintas tipologías: temporales, de urgencia, permanentes, especializados o en guarda con fines de adopción.
¿Cómo han servido las distintas campañas de acogimiento emprendidas a lo largo de estos años para concienciar a la sociedad andaluza de la necesidad de participar en este programa?
Las campañas de sensibilización e información son necesarias y útiles. La Dirección General de Infancia y Familias las ha desarrollado a nivel autonómico y también las realizan las Instituciones Colaboradoras de Integración Familiar (Icifs), con las que también colaboramos. Después de cada campaña evaluamos y comprobamos su efectividad. Las campañas han servido para sensibilizar a la población sobre las necesidades de los niños y niñas del sistema de protección y para que conozcan mejor qué significa el acogimiento, sus particularidades y diferencias con otras medidas de protección, como la adopción. Lo que pretendemos es despertar el interés por el programa. Una vez que se consigue y las familias se interesan y se dirigen a nosotros, contamos con profesionales que las informan con mayor profundidad, resuelven dudas, hacen reflexionar, y las acompañan, si es el caso, en la decisión de ofrecerse para ser familia acogedora.
¿Sabe la sociedad realmente cuál es la función de las familias acogedoras, o aún persiste la idea de que el acogimiento es una vía subalterna para llegar a la adopción?
Como he dicho, la Administración y las Icifs ya hacen una importante labor de información y difusión. Puede ser que en algunos casos existan personas que se acerquen al acogimiento pensando eso, pero cada vez son menos. En todo caso los profesionales que atienden e informan a las personas interesadas se encargan de aclarar, explorar y trabajar ese aspecto. Además, en nuestra normativa actual no es posible presentar una solicitud de adopción y acogimiento simultáneamente, son incompatibles.
¿Cómo compensa la Junta de Andalucía a las familias acogedoras?
Hay acogimientos que siempre se remuneran, como los de urgencia, que requieren de las personas acogedoras una especial disponibilidad, y los acogimientos especializados, que en base a las características y necesidades especiales de los niños y niñas, requieren de una preparación, formación de los padres y madres acogedores. Y en el resto de tipos de acogimiento estamos aumentando la tendencia a remunerarlos a todos. Por otra parte, a través de otros servicios de apoyo la Administración compensa tanto a los niños y niñas como a las familias. Los equipos de nuestras delegaciones territoriales y las distintas instituciones colaboradoras siempre están atentos a las familias y siguen todo el proceso de acogimiento. Asesoran, intervienen con planes de apoyo, ofrecen formación, talleres e incluso realizan intervención terapéutica en el caso de que sea necesario. Para 2016 el presupuesto de remuneraciones es de más de once millones de euros, que cubre la previsión de acogimientos en todos los casos de familia extensa y ajena que sean necesarios. Y tenemos un presupuesto de tres millones y medio para los equipos profesionales dispuestos por la Consejería para el apoyo y acompañamiento de las familias.
¿Por qué decidió la Junta de Andalucía ampliar y extender los programas de acogimiento y reducir el papel de los centros de acogida?
La Junta en su día hizo una reconversión o reestructuración de los centros de acogida para dar un trato más familiar a los menores. Ayer estuve en el centro de acogida Bermúdez de Castro, en Granada. Allí antes había 150 niños y ahora sólo hay veinticinco, que además viven en grupos de cinco, cada uno de ellos en una casita muy bien equipada y dotada. Los niños así están mejor atendidos, viven en un ambiente lo más parecido posible a una familia, y luego hacen actividades todos juntos. Todas las investigaciones y nuestra propia experiencia nos llevan al convencimiento de que es la familia donde mejor se desarrolla un niño. Este convencimiento llevó a la Consejería a apostar decididamente por los programas de acogimiento y a realizar campañas para captar familias que colaboren.
¿Qué experiencias o investigaciones demuestran que el acogimiento familiar es mejor para la salud y el normal desarrollo de los menores que los necesitan?
Todos los estudios, nacionales e internacionales, llegan a la misma conclusión y la experiencia nos lo confirma cada día: Otra familia es el mejor ámbito para la recuperación y el desarrollo de un niño que ha sufrido el trauma de la separación de sus padres biológicos. Las familias acogedoras proporcionan a nuestros niños y niñas no solo un entorno estable que pueda responder a sus necesidades materiales, también les ayudan a superar las experiencias negativas, de mayor o menor intensidad, que han vivido a muy temprana edad. No eliminan esas experiencias y circunstancias pero pueden darle un apoyo emocional y afectivo que genere en ellos otras experiencias vitales positivas, que refuerzan su autoestima, les ayuden a confiar en los demás y hagan posible que estos niños y niñas pueden tener otro futuro.
¿Llegarán los centros de acogida a desaparecer?
No lo creo. La necesidad de los centros de acogida siempre va a existir porque siempre habrá niños y niñas para los que, por sus características especiales, por unas causas u otras, no podemos encontrar familias acogedoras. Lo que sí estamos haciendo es especializarlos para atender a ese tipo de menores.
Hay algunas familias que se niegan a que la labor que realizan se profesionalice. Dicen que su labor es altruista y solidaria y que si todo el mundo que acoge empieza a recibir un sueldo, el objetivo inicial que les mueve a participar desaparecerá porque la gente empezará a acoger por dinero, no por solidaridad.
¿Qué opina de ello?
Acoger a un niño o una niña nunca se va a convertir en un negocio aunque se profesionalice. La medida en sí lleva implícita una serie de exigencias, requiere de esas familias unas actitudes y capacidades que van más allá de un interés económico. La remuneración es un apoyo para las familias pero nunca será la motivación principal. Y así lo demuestra la experiencia en otros países como Inglaterra, en el que todos los acogimientos son remunerados. Por otra parte, si aceptamos que se remunere el trabajo de un profesional de un centro que cuida de un menor… ¿Por qué no aceptar que se remunere a una familia que la Administración tiene como el recurso más adecuado para un niño o una niña? Este año, por ejemplo, hemos dado el premio Andaluna a una familia, que además de su propio hijo, tiene en acogimiento familiar a un niño con una discapacidad del 93 por ciento. Este matrimonio, además de ser muy buenas personas y gente muy solidaria, tiene una preparación, una formación como educadores y psicólogos, que les permite afrontar el resto de cuidar de un menor de estas características.
¿Cómo ha afectado la crisis, si es que ha afectado de alguna manera, a la participación de las familias andaluzas en el programa de acogimiento y a las distintas Icifs de Andalucía?
Hemos pasado años muy difíciles, es verdad. Muchas familias se han visto en situaciones personales y económicas en las que ser solidario y altruista era más complicado. Sin embargo, atendiendo a nuestros datos, poco a poco el acogimiento familiar sigue una línea ascendente. Mantener el programa en esta línea, en una situación de crisis, ha requerido un mayor esfuerzo de todas las partes implicadas: profesionales de las Icifs, Administración y, por supuesto, las familias.
¿Y a los menores? ¿Ha provocado la crisis un aumento de casos en que la Junta debe retirar los menores de sus familias biológicas?
La precariedad económica nunca ha sido un motivo para retirar un niño una niña de su familia biológica cuando se ha dado un desamparo; son otras circunstancias relacionadas con la atención y cuidado de los menores, como son el abuso, el maltrato, las negligencias o el abandono. La Consejería de Igualdad y Políticas Sociales tiene desde hace años otros programas para ayudar a familias en situación de vulnerabilidad: las ayudas económicas familiares, que son prestaciones complementarias de los servicios sociales comunitarios que se conceden a las familias para atender las necesidades básicas de los menores a su cargo; o los programas de tratamiento familiar que tiene un carácter preventivo con un doble objetivo: evitar medidas de protección que conlleven la separación del menor de su familia y propiciar en aquellos casos que sea posible la reunificación familiar de menores respecto de lo que, con anterioridad, se adoptó una medida de protección.
¿Cuáles son actualmente los objetivos de la Consejería respecto a los menores del sistema de protección a medio plazo?
Seguir incrementando las políticas preventivas y de apoyo a las familias biológicas al objeto de evitar la separación del niño o la niña de su entorno. Y con respecto a los niños y niñas con los que hay que tomar una medida de protección el objetivo es universalizar las alternativas familiares. En la medida en que se aconseje una medida estable y definitiva se optará por la adopción, pero en el caso de que esto no sea posible, el acogimiento será nuestra prioridad, ya sea con familia extensa o ajena. Esto ya es casi una realidad para los niños y niñas de hasta siete años y seguimos trabajando para que también lo sea para los menores de más edad. Y respecto a los centros de acogida tenemos que avanzar hacia su especialización para aquellos niños y niñas con los que no es posible la integración en familia debido a sus características especiales.
La Fundación Márgenes y Vínculos empezó hace veinte años a acoger niños y niñas. ¿Cómo valora la trayectoria de esta organización?
La Fundación Márgenes y Vínculos fue la primera entidad habilitada como institución Colaboradora de Integración Familiar y en diciembre de 1996 se estableció el primer convenio de colaboración con la entonces Consejería de Asuntos Sociales, actualmente Consejería de Igualdad y Políticas Sociales, para el programa de acogimiento en familia ajena y, posteriormente, en familia extensa. Además fue pionera en el programa de acogimiento familiar de urgencia. Desde entonces ha venido colaborando con esta Consejería en el desarrollo del programa de acogimiento familiar. Hasta 2012 a través de convenios y a partir de entonces mediante contratos de gestión de servicio público, modalidad concierto, en las provincias de Cádiz y Sevilla. Hoy estamos celebrando su larga trayectoria de trabajo en acogimiento familiar en la que además, hemos encontrado siempre profesionalidad, buen hacer, preocupación por los niños y niñas, por las familias acogedoras, por las familias biológicas, empatía, y algo muy importante que se mantiene a lo largo de los años: ilusión por seguir trabajando por la infancia. Ambos, Consejería y fundación, queremos lo mismo y tenemos una complicidad absoluta en el trabajo en beneficio de los menores. Desde el momento en que se entra en contacto con una familia que quiere ser acogedora, se le hace el estudio de idoneidad, se la prepara para el acogimiento, se le acompaña en el mismo o se la prepara para el día de la despedida. En todo el proceso, los de Márgenes y Vínculos son unos profesionales extraordinarios que realizan una labor encomiable.
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