Una oleada de besos. Bálsamo de amor

Os traemos dos testimonios de la misma familia, ambos han querido compartir con nosotros sus vivencias y emociones.

«Una oleada de besos»

El corazón nunca olvida los momentos que le hicieron latir con fuerza.

Son ocho niños los que han pasado por casa hasta la actualidad, las vivencias más extraordinarias y bellas que hemos tenido en nuestras vidas.

El día que decidimos hacerlo, prepararnos y conseguir la idoneidad, nunca pasará de puntillas por nuestras vidas.
La llamada del técnico no se hizo esperar y desde ahí hasta ahora nos hemos convertido en unas personas diferentes gracias a ellos.

¡Cuánto amor a manos llenas!, ¡cuántos miedos superados y alegrías infinitas!, ni que decir de los besos y abrazos que nunca hubiera podido pensar tener en oleadas. Por supuesto que también hemos tenido lágrimas, rechazos y miedos. Pero todo pasajero y siempre por un fin, ayudar a estos niños, descargar su mochila de daño, reparar…

¡Qué felices nos hacen esas caritas, esas manitas y esas boquitas que tanto nos dan! Ellos han hecho que seamos una familia menos egoísta, hemos salido de nuestra zona de confort y hemos entrado en una mucho más confortable, jajajaja!!!
¡¡ Somos tan felices!! ¡¡Nos gusta tanto tenerlos en casa!! Quizás no sepamos ya vivir sin ellos.

Los recuerdos invaden nuestros días siempre con una sonrisa y con gran amor, sin penas, sin desgarros, sí con amor y felicidad por haber participado y ayudado a estos niños en su camino hacia sus familias. De las cosas más bonitas que hemos vivido es el momento donde los papas ven a su hijo por primera vez. Ese hijo que hemos cuidado para ellos, para ese fin que tanto necesitan.
La bienvenida y el adiós van de la mano desde el primer día, con lo cual, aunque duele, no hay sorpresas, sabemos cuál es nuestro papel y gracias a los técnicos que trabajan con nosotros codo con codo como una gran familia, superamos todas las piedras del camino.

Gracias a todos los que han pasado y bienvenidos a los que pasarán.

«Bálsamo de amor»

Decidirse fue fácil al igual que plantearlo en casa, lo difícil es saber que no puedes ayudar a tantos como hay.

Cuando el teléfono sonó y al otro lado escuché al técnico de la ICIF Márgenes y Vínculos, no se puede expresar con palabras.

Llevamos 8 niños, en la actualidad dos soles nos dan la oportunidad de ser mejores personas. Entonces, ¿¿quién ayuda a quien??

Todas las familias decimos lo mismo, dan más que reciben, son supervivientes natos, te sorprenden día a día, vives experiencias preciosas, duras, intensas, … enriquecedoras, pero sobre todo , te vuelves de otra pasta, alcanzas una libertad, una paz que ni con mil vidas haciendo mil cosas podrías alcanzar, el egoísmo no existe en tu vida. ¿Quién tiene la suerte de no vivir con esa lacra?

¿¿La despedida?? … jajajaja, llega, pero lo primero es disfrutar de ellos, acompañarlos y velar por ellos hasta que se impregnan de ese amor que los repara, ese bálsamo de amor que es su mejor medicina.

¿¿¿ Miedos??? Uufff!!!, todos. En casa nunca recibimos malos tratos, nunca nos vimos desprotegidos, afrontar eso es tu reto, es su problema y es donde te creces por ellos y empiezas a utilizar palabras como empatía, apego, etc., y poco a poco reparación, ¡qué paz cuando la confianza fluye entre ellos y nosotros!

Ojalá no hiciéramos falta…, pero como la realidad es otra, deseando ver las caritas a estos niños.

¡¡Huy!!, ¡yo no podría porque me los querría quedar todos!…, para nada. Llegan, te enamoran, lloras, ríes, los disfrutas, los mimas…, y se van, se van porque para eso vinieron, les has dado la oportunidad de tener una familia, de que crezcan viviendo en ella, han dejado sus miedos, sus problemas y su mochila en casa y se van con su nueva familia gracias a ti, ¡nunca viviremos nada más bonito!. Esas caras de esos papás cuando llevas de la mano a su hijo/a, ¿os podéis imaginar?, haber sido una parte tan importante en los sueños de esos papás. La alegría de que esos niños han tenido un hogar de referencia. Hemos tenido 8 menores, en la actualidad tenemos dos, ¡claro que hemos tenido sonrisas y lágrimas!, pero ¿quién no las tiene en su vida en su día a día? Ocho niños con sus problemas y necesidades, con sus miedos y los nuestros, con sus alegrías y risas que nunca dejarás de recordar y te acompañarán siempre, con las imágenes tatuadas en tu piel, de su llegada y despedida… esa temida despedida que tanto asombra cuando ves lo bien que se van y cuando te das cuenta de todo lo que has vivido y que nunca olvidarás … esa primera sonrisa detrás de tantas lágrimas en su primer día, su desconfianza y a la vez su necesidad de confiar, su impresión a lo cotidiano y su relajación, sus retos por saber si serás capaz de aguantar por ellos hasta el final, esos miles de besos, de abrazos, que si no los acogemos te pierdes. Hemos despedido a seis, se han ido físicamente, pero nunca se irán de nuestras vidas.

Hemos aprendido a vivir sin ellos, nunca a olvidarlos

En toda esta experiencia decir que están los técnicos, un apoyo para ellos y para las familias, nos facilitan y nos enseñan recursos que por diferentes circunstancias no hemos tenido que usar, pero que son necesarios para la evolución de estos niños. Nos apoyan y nos ayudan a digerir y encajar tantas emociones nuevas. Grandes profesionales que forman parte de esta gran familia que formamos todos. ¡¡Gracias!!

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